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Blogumulus by Roy Tanck and Amanda Fazani

8.2.11

Clifford

"Hablan mucho, pero todavía no han dicho nada"; así se podría resumir el texto de Clifford Geertz. Me refiero a aquellos que tratan de definir el arte o hablar de él desde su propia realidad, y lo miran sólo a través del prisma de su contexto. Los que tratan de entender algo que les despierta interés e intriga emplean el lenguaje para intentar explicarlo, ya que el arte, como proceso comunicativo, es un lenguaje en sí mismo.Pero a menudo esta empresa carece de utilidad, ya que raras veces se conoce la composición de los signos y la significación que componen ese lenguaje. 

No podemos usar los mismos criterios que en Occidente para obtener la misma idea de arte: se tiende a criticar o a valorar a la ligera el arte de otras culturas. Decimos que los artistas africanos (por poner un ejemplo) son ejecutores lacónicos de piezas carentes de reflexión, motivados por una afinidad a una determinada técnica o material autóctono. Nada más lejos. La clave de este distanciamiento, que nos impide valorar o entender este tipo de arte, reside en la concepción que para los occidentales tienen ciertos significados. 

Marcas Yoruba
Mattise decía que los medios de expresión del arte y la concepción de la vida que los anima a producirse son inseparables. Es cierto. Acercarse a una forma de arte y estudiar su técnica nos dará las claves de la visión que tiene sobre ciertos temas una determinada cultura, porque una forma de arte se refleja en una forma de sensibilidad. Los objetos artísticos se materializan a través de una forma particular de ver la vida; no sólo de un artista en concreto, sino de un colectivo determinado. En suma, el significado que se les dan a ciertos significantes se relaciona con la sociedad en la que se encuentran y hay que recordarlo para comprender su concepto de arte. Valgan como ejemplo las cicatrices de las tribus Yoruba, que lejos de ser una acercamiento por afinidad a una técnica escultórica que enfatiza la linea recta, enmarca en ella toda una simbología concreta relacionada con su particular modo de vida. 



Así Clifford trata de derribar varios mitos. Por un lado el tendente a subestimar desde occidente la dinámica de las sociedades "primitivas" y por otro, el de sobrevalorar a las alfabetizadas, donde se presupone que reside la exquisitez y el juicio estético. Se ponen de manifiesto dos ejemplos para mostrar lo anterior: la pintura del Quattrocento y la poesía Islámica. En ambos se muestra con claridad que la capacidad para percibir el significado de las obras de arte es un producto de la experiencia colectiva, entendida siempre como un paso previo a la percepción, y no al revés. La poesía islámica utiliza el significado de las palabras en varios niveles: el divino y el mundano. La forma en que se recitan los versos coránicos se utiliza como instrumento cultural, donde se reconoce el uso del lenguaje como un símbolo de estatus social. Además, ya no sólo se usa como modo de expresión para recitar el corán sino como vehículo cotidiano de comunicación. En suma, es un instrumento que traduce con total veracidad como se articula la sociedad. 

Cartel de Pony Bravo (2010)
Daniel Alonso. Sevilla (c)
Pero el sentido de la belleza, esa capacidad de reaccionar con inteligencia ante los estímulos es otro artefacto cultural que se utiliza para conmoverse con esos otros artefactos culturales que son las obras de arte. Lo que nos dice Clifford en su  texto es que la experiencia artística es un producto del hombre, una convención artificial, una ciencia; no una ciencia formal como lo puedan ser las matemáticas sino una social. Conocer el arte, como productor de signos, depende mucho de analizarla antropológicamente. De nuevo podemos relacionarlo con la pregunta que nos hacíamos en clase respecto a la esencia de la obra  de arte: ¿la estética por sí sola es capaz de conmover? Ya estamos viendo que no, aunque la antropología no debería despojarse de todo lo estético al analizar una obra de arte, sino averiguar cuál es su origen.

Con todo, existe un punto en común en todos los lugares donde se produce arte y es que existen ciertas actividades que están diseñadas para materializar las ideas y esas actividades serán tan diversas como diferentes sean los lugares que estudiemos. Hay que averiguar el significado de las cosas en razón del mundo que le rodea, del cual se nutre toda la producción artística, para conseguir que el estudio de los signos y su significado consiga el fin que persigue el arte: Comunicar. Agitar la percepción. Conmover. Reaccionar.


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