La historia de la enseñanza y la didáctica en la educación artística es interesante a la hora de explicar llos cambios que han influido al mundo del arte y abordar retos en nuestro futuro docente. Ricardo Marín nos muestra un recorrido que abarca desde la Antigüedad hasta nuestros días. Este texto sirvió como materia a enseñar en una práctica en clase, encaminada a explicar cierto contenido del mismo al resto de los alumnos.
ANTIGÜEDAD: Aristóteles nos muestra con su Poética la orientación que debe llevar la educación artística en la escuela, contemplando el dibujo como una de las materias fundamentales, y caracterizada por la utilidad y la belleza.
EDAD MEDIA: El trabajo artesanal no se consideraba práctica artística, sino como cualificados oficios manuales. No existía todavía sistema escolar, por lo que el aprendizaje de ciertos oficios se aprende en el taller del artesano. No se consideraban aspectos innovadores u originales. Lo que se valoraba, sobre todo, era la pericia en el manejo de ciertas técnicas y la calidad material. Esto se traducía en un aprendizaje puramente procedimental, materializado en un conocimiento basado en la experiencia y en la imitación.
RENACIMIENTO Y ROMANTICISMO: En esta época comienzan instaurarse las escuelas y academias de dibujo, desde que se fundara la escuela de Florencia de la mano de Giorgio Vasari. Estas escuelas se caracterizaban porque su orientación era puramente profesional y especializada. Se trataba de aunar todas las bellas artes (arquitectura, escultura y pintura) a partir de un aprendizaje secuencial del dibujo que aumentaba en complejidad, para acabar copiando del natural. La teoría comprendía estudios de anatomía, perspectiva y proporción, lo que sería más tarde la historia del arte y la estética.
SIGLO XIX: Es a principios del s. XIX cuando por primera vez se incluye el dibujo como materia curricular obligatoria, cuando hay que plantearse que la enseñanza en dibujo no es sólo cuestión de unos pocos con carácter profesional, sino que está destinada a todos. La revolución industrial trajo consigo un desarrollo tecnológico y la necesidad de llevar la cultura a la sociedad, de alfabetizarla en su totalidad. La práctica del dibujo era necesaria para la mayoría de trabajos cualificados por lo que era imprescindible su aprendizaje, que se desdoblada en una doble vertiente: la técnica y la artística.
En estos momentos es cuando se comienzan a perfilar los primeros manuales y las primeras teorías pedagógicas: Pestalozzi publica el primer manual de educación artística, el ABC de la intuición o la intuición en las proporciones, basada en tres láminas donde se trabajarán conjuntamente la palabra, el número y el dibujo. La exactitud, que marcará todo el proceso mimético de aprendizaje y el desarrollo de la percepción. Un poco después Froebel, que fue discípulo de Pestalozzi, desarrollará un aprendizaje basado en el descubrimiento a partir de los "regalos y ocupaciones", que de forma secuencial, irían marcando la enseñanza a través del juego. Ambos trabajan desde la percepción y desde lo que rodea al niño.
PRIMERA MITAD SIGLO XX: Se empieza tomar conciencia, quizá por la nueva consideración que se tiene a los niños y la aparición de las vanguardias, de que el arte infantil es un modo de expresión en sí mismo. Muchos artistas consideraron que había que volver a los orígenes, puesto que los métodos aplicados durante varios siglos sólo contribuían a ensuciar el mensaje que se quería transmitir. Cizec tomó el dibujo espontáneo infantil como el punto de partida de un método de enseñanza, como precursor de la idea de que el sistema escolar debe favorecer la libre creación y no coartar la creatividad.
SEGUNDA MITAD SIGLO XX: La autoexpresión creativa fue la tendencia que heredó las ideas de Cizec, y que los teóricos Lowenfeld y Read defendieron. Es la primera vez que se considera que lo importante es el alumno, y no los contenidos a enseñar: la intención es utilizar el arte en el desarrollo personal. Todo este método se simplifica en que lo esencial es el proceso en sí mismo y no los resultados, favoreciendo la creatividad y repudiando la copia mimética.
Posteriormente, todas estas ideas se consolidaron en la INSEA, que promulgaba la educación a través del arte. La UNESCO convocó un congreso en 1.951 donde se postularon los principios fundamentales de la INSEA y que fue un hito en la historia de la educación:
- las artes plásticas pueden contribuir a desarrollar utilidades prácticas para la vida cotidiana, pero a la vez desarrollar la apreciación de la belleza en todos los ámbitos del hombre.
- el arte es un vehículo fundamental para el desarrollo personal.
- la educacion visual orientará la inteligencia, y hay que tenerlo en cuenta debido a la aparición masiva de los mass media.
- las artes plásticas deben ser obligatorias en el currículo
- los buenos métodos son aquellos que motiven al alumno a encontrar su propio modo de expresión.
Los argumentos que tomaron más fuerza fueron los que contemplaban, desde la Gestalt, que ver es pensar y que las obras visuales son un modo de conocimiento, al mismo tiempo que un lenguaje. La percepción visual es entonces un proceso cognitivo activo que se traduce en que las operaciones con las que se producen las obras artísticas no sirven sólamente para expresar sentimientos , sino que constituyen por sí mismas un modo de pensamiento. Los mass media contribuyeron a que las imágenes estén cada vez más presente como portadores de mensajes publicitarios donde los valores estéticos son lo de menos, sino la compra masiva. Ante esta circunstancia social se considera vital que la educación visual esté incluída en el currículo, como algo tan cotidiano como el habla.
Dondis establece un paralelismo entre el lenguaje visual y el verbal, buscando con qué elementos fundamentales está compuesto y su relación entre ellas, sus normas sintácticas. El método consiste en aprender progresivamente cómo se combinan estos elementos del lenguaje básico.
Sin embargo, Elliot Eisner nos dice que el desarrollo artístico no tiene nada que ver con la genética, sino que está fuertemente influenciado con el entorno donde este se produce. Considera que hay ciertas implicaciones en el arte que no se pueden aprender por inferencia, sino que son fruto de un aprendizaje basado en una disciplina teórica. Estas ideas las plasmó Eisner en el proyecto de la DBAE: su objetivo fundamental es desarrollar las habilidades y conocimientos del alumnado para comprender y apreciar el arte. Es necesario disponer de un currículo que estructure y secuencie todo el aprendizaje a través de los años que dure el aprendizaje a través de cuatro disciplinas: la estética, la crítica, la historia y la técnica. Todas deben aparecer en todas las etapas en que se secuencia el aprendizaje.
La DBAE incide en los requisitos que la sociedad ejerce sobre las personas una vez que se integren en sus realidades sociales y profesionales, de tal modo que asume una responsabilidad social en la tarea educativa. Ya no se toma la creatividad como algo que deba desarrollarse con total libertad, sino que debe estar cimentado a través del conocimiento en profundidad de las mejores obras de arte, considerando que las mismas servirán de estímulo a los alumnos. Precisamente es ahí donde la DBAE es impopular, puesto que deja de lado otro tipo de imágenes más cercanos al alumnado. Por otro lado, la dependencia de las instituciones, converge en lo anterior: no son capaces de absorber las nuevas tendencias debido a su falta de agilidad, transmitiendo cierto arcaicismo a las ideas postuladas por la DBAE.
NOWADAYS: Debido a ello, la búsqueda del modelo ideal quizá estaría en un término medio. En cualquier caso, no podemos referirnos a modelos tan rigidos puesto que la realidad en las artes visuales a menudo tiende a desconectarse de la escuela. Las nuevas propuestas de la eduación artística tienen que ver más con las nuevas tecnologías, que con modelos institucionales tradicionales, lo que se ha llamado Cultura Visual: centra su enseñanza en cualquier tipo de arte(facto) que cumpla dos condiciones: que sea visual y fomente el desarrollo de actitudes, valores y creencias. Por lo tanto, el salto es monumental. Ya no sólo hablamos de arte sino que hablamos de todo lo que sea susceptible de ser analizado: no se puede despojar al arte de su condición cultural/social. No podremos adoptar una postura única, sino que hay que redefinir los conceptos clave del currículo:
- Hablamos de representaciones o de artefactos visuales, no de obras de arte.
- La presencia de las obras de arte se diluye, considerándolas un vehículo a tener en cuenta como herramienta de análisis de ciertas culturas.
- La cultura se contempla como el conjunto de realidades que definen a un colectivo.
- El análisis de los artefactos no sólo debe ser en términos encerrados en el límite de la imagen sino desde los muchos primas que afectan a la sociedad.
La Cultura Visual ha supuesto una revolución parecida a la de la INSEA, puesto que la DBAE en lugar de aportar nuevas visiones, ha reconducido y estructurado las ideas previas. La ventaja como educadores de tomar la Cultura Visual como referencia en nuestra práctica docente es que podemos conectar fácilmente con el alumnado, relacionando lo que sucede en la escuela con lo que les pasa fuera de ella. Además, la cultura visual nos permite utilizar todos los recursos visuales disponibles, especialmente aquellos que son más atractivos para el alumnado.
La secuencia de la Historia ha motivado que cambiemos de considerar el arte como una tarea exclusiva de una élite a la democratización de su práctica. Quizás la Historia ha adolecido de cierta rigidez, pero han sido las pruebas de ensayo-error que han intentado desmenuzar en partes asimilables algo tan complejo como la práctica artística. El arte, como algo vivo, también ha envejecido según el curso de la Historia, pero quizás es en estos momentos (en lo que a enseñanza se refiere), cuando es más fresco, enérgico y vitalista. La Cultura Visual.
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